Filemona, Filomena, qué más da.
Un año terrible, con la gente sin trabajo, sin poder viajar, divertirse, con el miedo todo el día. Con familiares y amigos enfermos o muertos. Finalmente, ante un fenómeno atmosférico inusual en la ciudad, deja una gran nevada que hace explotar de alegría a la gente. De las pocas cosas que se pueden permitir los ciudadanos. Tengo que decir que vi bastante gente consecuente, respetuosa pero con ganas de pasar un rato de felicidad entre tanta tristeza.
Para acabar un video de la gran guerra de bolas de nieve en Gran Vía. Para bajar había que pasar por el medio de la artillería pesada y aguantar el bombardeo. Ojalá todas las guerras fuesen así.